La palabra judaísmo se refiere a la religión, la tradición y la cultura del pueblo judío. Es la más antigua de las tres religiones monoteístas,1 las así-llamadas «religiones del Libro» o «abrahámicas» (junto con el cristianismo y elislam), y la menor de ellas en número de fieles. Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos religiones.
Es preciso saber que el racismo antijudío (el antisemitismo) es muy antiguo. Ni Hitler ni los alemanes lo inventaron. El odio contra los judíos tiene orígenes religiosos. Al comienzo solo era un asunto religioso. Los cristianos no admitían que los judíos rechazasen creer que Jesús era el "hijo de Dios", el Mesías. Cuando el cristianismo se convirtió en la religión mayoritaria de Europa, los judíos fueron perseguidos regularmente.
El antisemitismo ha conseguido adaptarse a los nuevos tiempos. Uno de los epicentros del discurso antisemita es Irán, y en especial la pasada Administración del presidente Mahmud Ahmadineyad, cuya amenaza de borrar a Israel del mapa en 2005 dio la vuelta al mundo. La caída de regímenes autoritarios y relativamente conciliadores con los judíos en Oriente Medio con la Primavera Árabe también ha hecho emerger un mayor antisemitismo político. El propio ex presidente egipcio Mohammed Morsi ha lanzado consignas contra los judíos para granjearse apoyo y votos; en Túnez, la caída del régimen de Ben Alí también ha dado alas antisemitas a los extremistas.
La oposición al Estado de Israel es el germen principal del antisemitismo, que se ha manifestado en la cúspide política de latitudes geográficas muy diferentes. En Venezuela, el líder de la oposición, Henrique Capriles, que tiene antecesores judíos, ha sido objeto de insultos antisemitas. Los judíos europeos han sufrido ataques a cargo de la ultraderecha xenófoba húngara, mientras que el año pasado en Francia un exaltado asesinó a un rabino y a sus hijos. La persistencia del judaísmo lleva como chivos expiatorios incluso al fenómeno del antisemitismo en países con mínima presencia judía. Tal es el caso de Malasia, donde se tiende a culpar a los judíos por los problemas del país. En Polonia, donde sólo quedan alrededor de 8.000 (frente a los más de tres millones antes del Holocausto), a casi la mitad de los jóvenes les disgustaría tener un vecino judío. Si bien la mayor parte del antisemitismo contemporáneo es retórico, a veces deriva en hechos consumados, como los padecidos por la cada vez más acosada comunidad judía de Yemen. Sus ínfimos números se ven cada vez más mermados por el acoso local y por las operaciones de traslado a terreno seguro acometidas por organizaciones judías y por el propio Estado de Israel.
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